martes, 11 de agosto de 2015

El Affaire “Ceprili”
            No es ningún descubrimiento, para casi nadie, la alta exposición de la sociedad contemporánea al desordenado torrente de novedades, noticias e imágenes de todo tipo, en virtud de la relativa facilidad para acceder a las tecnologías de la información en estos días. Sin embargo la objetividad, seriedad y veracidad de los contenidos son bastante desiguales o provienen de fuentes poco confiables en unos casos y en otros son productos inacabados de la precipitación por llegar primero en una carrera sin meta clara a la vista. Cuyo efímero premio hipoteca varios de los principios fundamentales que la propiciaron. No podemos saber a ciencia cierta si estas connotaciones se dan de forma intencional, fortuita o derivada, pues resulta imposible salvar un terreno tan abstracto sin caer en la misma subjetividad inconsistente que intentamos dejar en evidencia. Lo que sí puede demostrarse es la miríada de imágenes, comentarios y editoriales efectistas y confusos al ser confrontados con la verificación empírica. [1]

            Por mucho tiempo los medios han sido llamados “agentes formadores de opinión”, consideramos que erróneamente en una buena muestra de casos, sobre todo en aquellos donde no se practica un periodismo con un mínimo de investigación, porque se debe cumplir indefectiblemente con un tiempo determinado y un espacio lleno. Considero sería más acertado denominar, a este tipo de medios, que son mayoría por molesto que resulte aceptarlo, “direccionadores de la opinión”, buscadores persistentes de exacerbar reacciones pasionales para generar filiación posicional y auditorio proclive, confundiéndolo con la construcción de carácter editorial.  A diario podemos comprobar con relativa facilidad lo confusas, apresuradas y tendenciosas que resultan una infinita cantidad de publicaciones en diferentes soportes. En una gran cantidad de casos parecen más fruto del apasionamiento liviano sobre el tratamiento de los hechos, en lugar de una búsqueda de la profundidad; no se repara en la sólida fundamentación sino en llegar con una maqueta más o menos elegante al potencial interlocutor: el público. [2]

            Y el público absorbe y magnifica lo recibido en forma de “falsos positivos” o “falsos negativos”, conjugándolos en aseveraciones tomadas en forma ad hoc, opiniones y prejuicios, una serie de mitos y falacias lógicas. Creencias asumidas sin argumentos sólidos para el debate e impresiones distorsionadas por la percepción personal, que se repiten cual eco hasta lograr un status de verdad revelada  incuestionable. Sin tener, la mayoría de las veces, verdadera conciencia de los contenidos, inferencias o potenciales riesgos que implican ese tipo de asunciones hipotéticas aceptadas por axiomáticas y generalizadas en la repetición a coro. Habría mucho para agregar en este sentido, pero no es la finalidad del presente artículo profundizar más de lo ya expresado en un tema tan intrincado, por no ser el móvil de la publicación. De todas formas, siendo conscientes de las inductancias recíprocas en las sociedades, ya expresadas en las teorías sociológicas y psicológicas más aceptadas en la actualidad, parece un dato relevante a tener en cuenta las derivaciones de las diferentes relaciones y efectos de las mismas en todas sus manifestaciones. Por sobre todas las cosas deberíamos saber separar la oratoria convincente y bien estructurada de la argumentación lógica fundamentada en la evidencia, pues es conocido el retruécano de que: “los medios proveen lo que el público demanda”. [3]

            Hecha esta breve introducción, abordaremos de lleno el verdadero motivo de nuestro trabajo, que si bien comenzó con una crítica a ciertos métodos informativos, parece obvio ese aspecto no puede agotarse en tan breves palabras. Simplemente, hemos anotado las puntualizaciones que consideramos oportunas para internarnos en una noticia acaecida recientemente en Uruguay. En el tratamiento de la cual pudimos observar todas las patologías derivadas del anterior análisis en cuanto a su comunicación a la opinión pública, lo cual ha generado como podremos ir apreciando, cierta radicalización de algunas posiciones y fuertes cuestionamientos en ocasiones incluso, dirigidos contra los mismos medios informativos. Dejando al descubierto un ambiente de ánimos soliviantados por la sensación de inseguridad absoluta que esos mismos medios alentaron repetidas veces. Convirtiendo la sección policial en una suerte de accionista mayoritario frente al resto de la información difundida, agudizado esto por el uso irresponsable de la terminología empleada en la titulación y narrativa de los eventos.

            Decíamos, recientemente se produjo un hecho en Uruguay que generó importantes debates a nivel social y político en el país. El pasado miércoles cinco de agosto fue difundida por varios canales de comunicación, una grabación de las cámaras de seguridad del centro de detención de menores “Ceprili” dependiente del SIRPA (Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente) el cual a su vez pertenece al INAU (Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay). No es algo nuevo en la dinámica de estas instituciones la filtración de inquietantes rumores de prensa relacionados con su funcionamiento interno, o la intervención de la justicia para aclarar algunas denuncias sobre determinadas prácticas habituales en el trato a los internos, radicadas por sus familiares. Esto es moneda más o menos corriente y siempre - o casi siempre- todo se pierde en la vaguedad de versiones encontradas y la falta de pruebas físicas para sustentarlas o desestimarlas. Lo mismo ocurre con el trabajo de la  recientemente creada Institución Nacional de Derechos Humanos (II.NN.DD.HH) creado en el año 2012, pero que comenzó a desempeñar sus tareas efectivamente a partir de 2013. El cual junto con otras organizaciones vinculadas al tema ha venido alertando a las comisiones correspondientes del Poder Legislativo, sobre situaciones de distinta gravedad que necesitan ser prontamente solucionadas para evitar el desborde de los centros. [4] [5]

            Nada de esto escapa a lo corriente. En tal sentido y antes de ver las imágenes que luego se difundieron masivamente, la tendencia a la que podíamos sentirnos tentados a afiliarnos, era la de tomarlo como una nuevo capítulo de las dos o tres “Historias sin fin” que arrastramos como sociedad hace tantos años. Concretamente aquí, desde las viejas épocas del INAME (como se llamaba antes al ahora INAU). Una nueva profecía auto-cumplida de un desmán ocasionado por unos chicos inadaptados y radicalizados en el uso de la violencia para lograr sus objetivos inmediatos. Sin embargo, este caso presenta peculiaridades muy diferentes a otros. Quizás la más sobresaliente de ellas sea la existencia de una prueba física, un documento digital público, donde se puede ver en detalle el desarrollo de los acontecimientos con mayor relevancia. [6] [7] [8] [9]

            En esta filmación se observa la forma en que un numeroso grupo de funcionarios que ronda las treinta personas, ingresa en un patio interior para reducir a dos adolescentes que provocaron algunos daños en ese patio y dependencias cercanas del centro “Ceprili”. Eso por sí sólo representa algo fuera de lo común, puesto que no resulta cotidiana la aparición de registros fílmicos oficiales sobre la actuación del personal de ningún internado de este tipo. Es decir que, convenientemente, casi nunca se cuenta con otro elemento de valor que la opinión, para contrastar las versiones de una u otra parte interesada sobre los casos que se denuncian. Intentaré a lo largo de este artículo no sólo relatar los eventos que pueden apreciarse en la imagen, sino además intentar ayudar a interpretarlos en el contexto donde se desarrollan, ir un poco más lejos que las primeras impresiones. Pretendiendo darle al trabajo una cierta cercanía con la investigación periodística en lugar de la mera opinología o crónica inventaria.

            El fragmento de la grabación hecha pública muestra, a su inicio, dos jóvenes que comienzan a causar algunos desmanes y destrozos menores en dependencias interiores del centro “Ceprili”. Luego de reclamar en varias ocasiones ser atendidos por algún profesional encargado de su cuidado sin obtener respuesta. Puede apreciarse claramente a través de una puerta-reja de acceso al patio, el tránsito de por lo menos tres trabajadores distintos en el interior del centro, pero los mismos hacen caso omiso a las demandas de los adolescentes. Un dato contextual, para nada menor, es que estos  funcionarios se encontraban participando de una asamblea gremial en el mismo lugar de internación. Dicha asamblea no se aprecia directamente en las imágenes y la información se obtuvo mediante las declaraciones del presidente del Sindicato Único de trabajadores del INAU (SUINAU), el Señor José Lorenzo López. Quién es además Vice-presidente de la central gremial única de trabajadores del Uruguay (PIT-CNT), el cual se encontraba en la asamblea y presenció en forma directa la mayor parte de los hechos que iremos relatando de aquí en adelante. Según las declaraciones de López, la reunión se concretó tras haber sido abortado un intento de fuga con el resultado de cuatro trabajadores heridos. Haciendo uso de un procedimiento habitual y acostumbrado dentro del gremio, cada vez que ocurre algo de tales características y algún integrante del gremio resulta lesionado o shockeado por una situación laboral. [10]

            Sin desmedro de las explicaciones referidas anteriormente, basándonos en lo apreciable del documento visual y en un rápido ejercicio de sentido común, encontramos ya en este punto una primera condicionante que atrae poderosamente nuestro  foco de observación. Nos referimos en concreto a la ausencia de atención a dos internos que, en horas de la noche, se encuentran fuera de sus habitaciones y con la potencial oportunidad para causar desordenes o lesiones tanto a sí mismos como a otros. No inferimos de ninguna manera que esto se dé en cada ocasión donde se reúne una asamblea, pues el hacerlo, nos parece, sería continuar repitiendo rumores que no podemos comprobar fehacientemente y de lo cual ya se ocupa la investigación judicial.  Aún así, es evidente el pésimo antecedente que tal actitud por sí sola marca. A continuación se aprecia la reacción de los adolescentes ante la falta de respuesta, la cual sin duda es inapropiada, orientada hacia la violencia y la destrucción como herramienta válida para obtener la atención requerida. No obstante, tampoco se debe pasar por alto cayendo en la mera subjetividad o prejuicio, el por qué la situación se sale de un  cauce  normal. [11]

            Desde un punto de vista analítico, empírico y basado en la evidencia, únicas garantías a las que podemos recurrir para evitar la presunción ligera y sesgada por la óptica personal; en esta coyuntura la reacción de los dos internos aparece claramente desacertada y desmedida, pero a raíz de causas previas que les son ajenas: la omisión y la desatención de sus responsables. He ahí la razón primera, el fulminante original de una reacción en cadena que va llevando a los involucrados hacia un desenlace reprobable en todas sus escenas desde la génesis del mismo. Consumado el segundo acto, centrado en la destrucción de propiedad pública, es decir de toda la sociedad, la puesta en riesgo de su propia integridad física y potencialmente la de los demás ocupantes del centro “Ceprili” por parte de esta pareja de adolescentes, paradójicamente los soliviantados obtienen la atención de quienes se encontraban reunidos.

            Menciono el término “paradójicamente”, por el hecho de habérsele prestado atención a sus demandas, inicialmente no violentas, sólo después de recurrir a herramientas de coacción; que según parece desprenderse de las imágenes documentadas, resultan altamente efectivas para ser escuchados, al menos desde un punto de vista estrecho, lineal y utilitarista.  Una línea de  razonamiento que parece estar bilocada y ser ambivalente para internos y funcionarios en este caso. A posteriori ocurre una tercera incidencia que incentiva nuestra curiosidad. Los adolescentes son conminados, por los primeros funcionarios en hacerse presentes detrás de la puerta- reja ya descripta, a dejar caer de sus manos los elementos contundentes que aferraban. Exigencia a la cual ambos menores acceden de inmediato. Enseguida vemos ingresar al patio con suma precipitación y atropellamiento, un grupo de adultos que por momentos asciende a más de veinticinco personas reunidas, quienes estaban presentes en la antemencionada asamblea gremial. [12]

            Resulta evidente, si recurrimos a las modernas teorías sobre resolución de conflictos y a la psicología adolescente, lo exagerado y poco contribuyente a una posición conciliatoria de un número tan desproporcionado de funcionarios  con respecto a dos individuos que, a esas alturas, no mostraban señales claras de agresividad o descontrol. [13] Pero lo más grave, consideramos, es la forma en que se efectúa el ingreso al recinto. Emparentada por analogía con las masas enardecidas y fanáticas que tan reiteradas veces podemos ver salir en tropel de nuestros escenarios deportivos, enardecidas, incapaces de reflexión, arrollándolo todo a su paso desenfrenado. Si el fin buscado con esta irrupción era la disuasión, se logró con expeditiva prestancia. Pues se ve claro que la única reacción por parte de los dos internos fue la de cubrirse, intentar salvaguardar en lo posible su integridad física, frente a una marea humana que se les venía encima.

            Sin poder evitar que a uno de ellos se le tomara  del cuello para derribarlo, utilizando la fuerza bruta y de la aplastante superioridad numérica para reducir, podríamos agregar con humillación incluida, a un individuo que no ofrecía ningún tipo de resistencia evidente. Mientras tanto a su compañero, ya esposado a la espalda y boca abajo en el suelo, uno de los trabajadores le propinaba un puntapié en el rostro. Creo todos sabemos que en otros ámbitos a este tipo de intervenciones se les denomina como uso de “fuerza excesiva” o lisa y llanamente “brutalidad” seguido de una adjetivación genérica alusiva al actor que la utiliza. Pasados algunos segundos uno de estos menores,  es levantado en peso de los brazos colocados a su espalda cual si se tratara de un fardo de heno para dejar  espacio libre, el que será ocupado rápidamente. Otros adolescentes son sacados de sus dormitorios, también esposados a la espalda, en circunstancias a las cuales no nos referiremos, porque no se pueden apreciar en el documento fuente sobre el cual nos fundamos para realizar las apreciaciones del caso. [14]

            Poco después, una nube de lo que parece ser “humo” enturbia el ojo de la cámara, luego supimos que se trataba del polvo esparcido por disparos con un extintor de incendios (elemento que se puede observar en poder de uno de los funcionarios que van y vienen por el recinto), hechos en otra zona de dormitorios. En declaraciones a distintos medios de prensa el ya citado dirigente gremial José López, explicó que este artefacto se utilizó para apagar un principio de incendio y también, para reducir a otros adolescentes de los que continuaban sacando esposados al patio. Lamentablemente estos dichos no pueden contrastarse con elementos de prueba irrefutable, dado que nada de lo narrado aparece en el archivo disponible.  Ahora bien, lo insoslayable sobre el punto son tres aspectos muy precisos y llamativos. [11] [15]
            El primero, se refiere a la presencia de un altísimo representante sindical en una actitud pasiva y desentendida, mientras se desarrollaban eventos de tan cuestionable corrección y ajuste a protocolo frente a su mirada. El segundo, es la dudosa legalidad de usar elementos tan poco convencionales en el control y la represión de adolescentes.  Y por último algo, que a primera vista puede parecer muy humanitario, pero que en realidad encierra un gran riesgo para la salud y hasta la vida de una persona. A consecuencia del polvo expelido al aire en espacios reducidos con el extintor, uno de los últimos adolescentes en ser depositado sobre el piso del patio, comenzó a manifestar notorios problemas para respirar. Mientras inicialmente un funcionario que se le acerca se desentendió de la situación a pesar de las efusivas gesticulaciones del interno, poco más tarde otro trabajador pide a uno de sus compañeros lo que parece ser un inhalador. La falta de audio dificulta escuchar diálogos, pero luego de efectuar lo que parece ser una consulta a su colega, esta segunda persona le suministra una o dos dosis de esta medicación. [16]

            Una rápida duda que nos asalta al respecto, atañe a la idoneidad para suministrar medicina u otras sustancias químicas o farmacéuticas a un interno por parte de quien efectivamente lo hace. En otros sectores públicos tomar este tipo de iniciativas puede costarle al trabajador su empleo, siendo además imputable de responsabilidad civil y penal. ¿Qué pasaría si el menor en cuestión resulta ser alérgico a algún componente activo de lo que le es suministrado? Además, ¿todas las personas participantes en la improvisada  asamblea eran funcionarios efectivos del “Ceprili”? Y por ende esta singularidad nos lleva a preguntar, ¿quiénes son realmente y qué papel desempeñan estas dos personas que intervienen en la situación relatada? En esto como en otros aspectos que ya hemos venido tratando, nada aparece demasiado claro en nuestro esfuerzo por formarnos una idea objetiva de lo realmente acontecido en el lugar. Lo que auspicia la proliferación de preocupantes comentarios, reacciones, opiniones y señales alarmantes en diferentes grupos de la sociedad, con un énfasis mayoritario en las sensaciones y las ideologías filiatorias a priori, que en el estudio detallado y profundo de lo que podemos observar y discernir con fundamentos sólidos. [10] [16]

            Si comenzamos por repasar lo informado y publicado por diferentes medios de comunicación, encontraremos que un buen número de ellos tienen formas inapropiadas de titular la noticia; que se ajustarían más a un intento por poner de relieve una línea de pensamiento o a inclinar la opinión pública que los consuma en una dirección o visión propia prefijada. En vez de esmerarse por llegar a la verdad tratando lo ocurrido con el cuidado y la responsabilidad que una noticia de tales características y derivaciones requiere. El uso del término “Golpiza” y algunos sinónimos del mismo, es a las claras una elección desacertada y poco feliz. Deja al descubierto, cuando menos, una aplicación descuidada de la terminología, pereza en la redacción correcta o en el peor de los casos, aunque como explicamos esto es de difícil prueba, una intencionalidad sesgada. [10] [11] [12] [17]

            Por otra parte, debería preocupar tanto a las autoridades como al gremio que personas ajenas al funcionamiento de un centro concreto puedan ingresar y disponer discrecionalmente del tiempo que, corresponde dedicar a la atención y contención de la población detenida. Aunque se pueda alegar la procedencia y el ajuste a derecho del cumplimiento de un rol solidario con los colegas, lo que no parece haberse aplicado en este caso fue un plan de contingencia, eso siempre y cuando tal procedimiento exista. Evitando así que se produjera una superposición de cometidos, donde lo sectorial y particular terminara por eclipsar de las prioridades a la razón prima, la función esencial por la cual estas mismas personas son funcionarios del INAU. ¿Qué pasaría si medidas y procedimientos similares se aplicaran en instituciones de salud mental o en cárceles de adultos? ¿Verdaderamente este tipo de proceder mejoraría las condiciones laborales? ¿Y qué pasaría con los internos y la seguridad general? Parece evidente que todas las islas están conectadas por la  función social que justifica su existencia.

            Sigue siendo un punto oscuro, sobre el cual no hay informes oficiales, el intento de fuga al que se  hace referencia como justificativo para realizar una asamblea gremial. Tampoco hay informes sobre la entidad de las presuntas heridas sufridas por cuatro trabajadores, en las horas previas al incidente analizado en el artículo. Y tomando en cuenta que en el centro sólo habitan sesenta internos y el número de funcionarios registrados por la cámara de seguridad es de treinta, nos preguntamos ¿todos los adultos que intervinieron directamente en la reducción y control de los jóvenes, están vinculados laboralmente o desempeñan su actividad concreta en el centro “Ceprili”?  Todo esto sin dejar de recordar que durante los episodios se encontraba presente una representante gremial de primer orden como el Señor José Lorenzo López, quien si bien se mantiene como pasivo espectador, no tomando acción directa en las represalias, tampoco hace ningún esfuerzo notable por moderarlas. [18] [19] [20]

            Debemos ser claros y concisos en todos los enfoques. La llamada “Golpiza” no se ve por ninguna parte de la evidencia disponible hasta el momento (si nos ceñimos a la correcta aplicación de las definiciones), lo indubitable es la aplicación de prácticas que se acercan peligrosamente al grado de “Tortura”, esto siempre y cuando la justicia uruguaya no termine enmarcándolas definitivamente en dicha tipificación. Mayor perplejidad provoca la participación  en tan desafortunados eventos, de personas vinculadas o integrantes de organizaciones que tan fervientemente apoyaron el voto contra la baja a la edad de imputabilidad penal hasta los dieciséis años. La cerrada defensa de los Derechos Humanos y los Derechos del Niño y el Adolescente, a nivel institucional, se ve expuesta a contradicciones en la interna, como lo dejan al descubierto las acciones y reacciones documentadas. Las cuales son a todas luces inconsistentes con el discurso hace tan pocos meses pregonado, convirtiéndolo en una entelequia. [21]

            Otro tema que se demuestra necesitado de pronto abordaje es el llamado “Protocolo de Intervención”. No parece para nada seguro que sea conocido o reconocido, como marco regulatorio general de los procedimientos aplicados por y en dependencias del INAU. Como tampoco otros más específicos que puedan ser derivados de esta norma. Todas las referencias sobre protocolos, encontradas en las declaraciones de los funcionarios que han sido entrevistados, son excesivamente vagas, inconsistentes y contradictorias, una serie de conflictivos acápites en el mejor de los casos, una secuencia de referencias  inconexas y desordenadas, cuando no se pone directamente en duda la existencia de los mismos. Los actores encargados de poner en práctica y valerse de herramientas previstas para el correcto funcionamiento de las instituciones, protegiendo a todos los involucrados, se encuentran perdidos en un dédalo de divergencias que intentan ser salvadas y esclarecidas con actitudes reaccionarias. [22] [23]

            A lo anterior se agrega, el formar parte de una sociedad altamente politizada como la uruguaya, que poco a poco comienza  a ser rehén de varios corporativismos florecientes. Se evidencia por reiteración real, en esta oportunidad al igual que en otras, las pugnas por cuotas de poder dentro y fuera de la esfera institucional. Las acusaciones cruzadas, el ataque personal insidioso y pertinaz, la recurrencia en ciertos comportamientos encauzados a endilgar a un agente en particular las culpas del mal funcionamiento general, descubren intencionalidades poco sanas. Mezquinas en exceso y cortas de miras, con la capacidad de sabotear cualquier esfuerzo enérgico y probo para cambiar la situación actual. Extrañas a la necesidad de soluciones, que no son de nueva gestación mas sí de una apremiante urgencia, que superen las pobres ambiciones de solidificar posiciones sectarias, ya bastante deterioradas en cargos de gestión fallida o funciones llenas de eufemismos evasivos. [24] [25]

            Guste o no, se esté de acuerdo o no, los niños y adolescentes que se encuentran recluidos, o bajo el cuidado directo del Estado en instituciones como el “Ceprili” y otras dependencias del INAU, son el espíritu, la esencia mater por la cual las instituciones aludidas son creadas y sostenidas a lo largo del tiempo. Y las instituciones no son los edificios, que por sí solos no pasan de una pila de materiales inertes puestos en un orden determinado con un nombre que alude a la idea de su función específica, el símbolo estático de una voluntad ajena. Concebidas así, por ellas mismas solamente son un recipiente vacío o a lo sumo, las depositarias de expectativas concernientes a una necesidad más o menos manifiesta. Requieren de funcionarios que les otorguen vida, carácter y personalidad en todos los niveles de acción donde deben desempeñar su cometido. Es dentro del marco de competencias para el que fueron creadas, donde la sinergia de elementos positivos o negativos les confiere su verdadera identidad. [26] [27]

             Estando de acuerdo en este punto, parece incontrastable que los niños y adolescentes detenidos en centros de cuidado a la minoridad, en todas sus facetas, son el eslabón más frágil y, a su vez, lo que da sentido a los trabajos y tareas designadas para los equipos a quienes se les encarga y delega dicha labor. La situación de los menores, debería ser siempre el hilo conductor de los discursos o intervenciones llevadas adelante por cualquier organización, directa o indirectamente, vinculada a los mismos. Son la causa y efecto que les provee de sentido, interpelándolos y evaluándolos en su proceder en base a la fidelidad mostrada para con su sentido intrínseco.  Pero la realidad se empeña en defraudarnos bastante, sobre todo si nos basamos en declaraciones de un tenor como las emitidas en algunas entrevistas recientes por el ex director del INAU, Padre Mateo Méndez. [9] [28]

            Nadie puede dejar de reconocer la necesidad, facultad explícita e implícita y hasta la obligación de todos los asignados a la tarea del cuidado de los menores, de mantener el orden en los centros eso, creo, está fuera de toda discusión. No obstante, la misma “meridianeidad” debería aplicarse a cumplir el rol en el marco estricto de los protocolos y regulaciones previstos para tal fin, violados sin ambages en los lamentables acontecimientos que relatamos. No puede ser permisible e incensurable, la acción ácrata y el uso de impulsos reactivo-reaccionarios por la mera asertividad de una situación extraordinaria, instituyéndolos por propia voluntad en herramientas válidas.  Erigiéndolas en pares de la ley vigente para excusar los abusos, las desproporcionalidades y la falta de responsabilidad ética y moral que no debieran acompañar el desarrollo de ningún trabajo, pero que resultan mucho más sensibles, amplificando su impacto en situaciones tan particulares como la presente. Avanzaremos un poco más en nuestra conclusión, subrayando que ni siquiera la inexistencia de estrategias y protocolos debería desligar a nadie de responsabilidad en estos episodios. Pues si se carece de ellos, nada impide a los mismos trabajadores asociados, compenetrados seriamente con su rol, a proponerlos presentando proyectos a través de las organizaciones que los representan.  [29] [30]

            Si fijamos la posición de nuestras conclusiones en este ángulo de enfoque, las últimas declaraciones del Señor José López parecen ser poco afortunadas y carentes de  probidad autocrítica. Proponiendo la creación de un pseudo- juzgado especial por parte de la central de trabajadores como si se tratara de un sistema judicial paralelo, queda más asociado a una malentendida solidaridad de “clase” que a un genuino empeño por el esclarecimiento y la hidalga asunción de responsabilidades. Un peligroso círculo vicioso se comienza a delinear con derivaciones tan funestas para las instituciones del Estado y los cometidos encomendados, como para la sociedad en su conjunto y muy especialmente, para las bases filosóficas, ideológicas y sociales del propio movimiento sindical. Las connotaciones en la opinión pública son diversas, lo cual no impide fijar nuestro especial interés en varias expresiones bastante tajantes y extremistas que circulan por los medios virtuales, unas condenando los hechos, otras defendiendo el actuar de los funcionarios y las más alarmantes, únicamente utilizan para sus expresiones un sustento de prejuicios, presunciones y apasionamientos. Peligrosa incitación a la radicalización del pensamiento que de propagarse puede tener consecuencias cuyo desenlace no podemos siquiera llegar a intuir. [18] [19] [20] [24]

            La Institución Nacional de Derechos Humanos (II.NN.DD), lo mencionamos con anterioridad, hace tiempo viene advirtiendo lo grave de algunas situaciones en lo funcional y edilicio de los centros para el cuidado de menores infractores. Si volvemos a remitirnos a las imágenes, salta a la vista la inapropiada distribución arquitectónica, al colocar cloacas y registros con tapas fácilmente removibles en espacios de acceso común para los internos. No admite dos opiniones esta deplorable falta de previsión estratégica por parte de los encargados de diseñar este edificio y otros, a los cuales se hace referencia en reiterados informes a la comisión parlamentaria encargada del monitoreo. Además existen muchos trabajos previos de investigación y supervisión llevados adelante por otras reparticiones del estado y organizaciones sociales, los que desde hace años vienen advirtiendo sobre estos aspectos. [31]

            Es evidente que algo no se ha hecho bien o no se ha atendido oportunamente. Haremos un apartado dentro del informe para dejar constancia de una falla que nos sorprendió sobremanera en los sistemas de acceso a la información, principalmente en el sitio del II.NN.DD. HH. Al buscar acceder a los archivos de informes y declaraciones del organismo, a través de los enlaces colocados a tal efecto, nos encontramos con que son sólo fachadas que llevan a páginas inexistentes. Lo peor, es el irónico mensaje que saluda nuestra frustración: “Que raro encontrarnos aquí”. En nuestra opinión se trata de una expresión en exceso sarcástica, además de equivocada, ¡al no resultar nada raro llegar allí cuando se busca información! Máxime si tomamos en cuenta que los Derechos Humanos también comprenden el acceso a la información, en especial la oficial. [32] [33]

            Retomando el asunto del presente artículo, consignaremos que actualmente ya se han presentado múltiples denuncias en la Justicia por parte de la Directora del Sirpa, Gabriela Fulco y familiares de varios internos.  A su vez, han sido emitidas una buena cantidad de declaraciones condenatorias para con estos hechos, principalmente desde la órbita política, que en el fondo dejan una sensación de ser expresiones puramente oportunistas con el objeto de tomar distancia, para evitar algún señalamiento público por inoperancia. Sin dudas, sea en un sentido u otro, la Juez que entiende en la causa emitirá su sentencia cuando corresponda, aclarando un poco más lo acontecido. [34]
            Pero consideramos que a la luz de lo que un simple análisis superficial de situación deja al descubierto, no pasa por el Poder Judicial la efectiva solución del problema, ni se puede pretender que así sea. Las causas son mucho más profundas y arraigadas, proviniendo de dentro y de fuera del sistema. El castigo a las culpas puede ser pertinente, de ninguna manera la panacea a una patología que se ha ramificado a muchos otros órganos del cuerpo institucional y social. El enfoque Holístico transversal, sin dudas es el camino más largo y el más complejo hacia algunas soluciones. Por ello quizás también, el único verdaderamente serio, factible y con posibilidades de mayor éxito. Si cuenta, con la debida coordinación e incorruptible sensatez en sus metas y objetivos. Orientándolo a cambiar las realidades empezando por cambiarnos a nosotros mismos, con la flexibilidad multifocal que posee para el abordaje de estos problemas por su naturaleza interdisciplinaria, siempre y cuando no se lo deje caer en el efectismo acomodaticio e inmediatista o la desorientación. Evidentemente quedan muchos aspectos sin tratar, pero de momento preferimos hacer una alto aquí, para poder observar con mayor detalle el rumbo que tomarán los acontecimientos de inminente desenlace y los que puedan acaecer de ahora en más. [35]

Autor:
Prof. Diego Ramírez Borges.





















Fuentes de referencia o citadas:


[1]-"La teoría del establecimiento periodístico de temas de discusión". Wikipedia.org (2015).
[2]-"Ética en los medios de comunicación". ObservaTel A.C (México, 2015).
[3]-"Código de Ética Periodística". Sudestada.com.uy (Agosto, 2015).
[4]-"Ley 18.446". Creación de la Institución Nacional de Derechos Humanos (Enero 27, 2009)
[5]-"Instalación de la Institución Nacional de Derechos Humanos". Dossier de prensa del Parlamento Uruguayo. (Junio-Diciembre, 2012).
[6]-"Denuncia conjunta de Inau y Sirpa al Crimen Organizado”. Radio uruguay (8 de mayo, 2014).
[7]-"Denuncian golpizas a menores en INAU". El Pais.com.
[8]-"Juez responsabilizó a INAU por abuso de dos menores". Sitio web de A.FU.SEC (2014)
[9]- “Corrupción + soberbia = INAU”. Artículo de prensa en el "Correo de los Viernes” (2014).
[10]-"El video de la golpiza a jóvenes recluidos que terminó en la Justicia". elobservador.com.uy (Agosto 5, 2015).
[11]-Video en elpais.com.uy sobre los eventos en el "Ceprili"(Agosto 5, 2015).
[12]-Video de los eventos ocurridos en el "Ceprili" compartido en Youtube por Diario El Observador.(Agosto 5. 2015).
[13]- "Resolución de Conflictos". Ediciones Granica S.A; Buenos Aires, Argentina (2000)
[14]-"Empatía y resolución de conflictos durante la infancia y la adolescencia". Revista Latinoamericana de Psicología; vol.43 no.2 Bogotá (Mayo-Agosto, 2011)
[15]- "Consultarlo con la almohada". Editorial en MontevideoPortal.com (Agosto 6,2015).
[16]-"Represión en hogar Ceprili: “Deplorable que López diga que es habitual". Subrayado.com (Agosto 6,2015).
[17]-"FUNCIONARIOS REDUJERON A VARIOS ADOLESCENTES TRAS INTENTO DE FUGA" Diario LaRepública.com.uy (Agosto 6,2015).
[18]-"Joselo López no renuncia y pide licencia por 30 días para que se realice la investigación". Nota en el Portal de noticias uypress.net (Agosto 11,2015).
[19]- Nota en el sitio web del PIT-CNT (Agosto 11,2015).
[20]-"Defensa central". Nota en el sitio MontevidePortal.com.uy (Agosto 10,2015).
[21]- Diccionario de la Real Academia Española. Buscar definición de "Golpiza".
[22]- "Protocolo de Intervención para Situaciones de Violencia hacia niños, niñas y adolescentes". INAU (Noviembre, 2007)
[23]- Contradicciones por video de Sirpa: ¿hay protocolo o no?. Radio El Espectador.com (Agosto 6,2015).
[24]-"Joselo López: “Esto es un operativo político a varias puntas". Diario Elpais.com.uy (Agosto 11, 2015).
[25]- "Fulco declaró por polémico video del Sirpa". CarasyCaretas.com.uy (Agosto 10,2015).
[26]- "DENUNCIAN A SINDICATO DEL INAU POR HACER ASAMBLEA DURANTE INCIDENTES DEL CEPRILI". Nota en el Portal de noticias chasque.com.uy. (Agosto 11, 2015).
[27]- "OPERATIVO EN EL CEPRILI NO CUMPLIÓ PROTOCOLO, SEGÚN SECTOR DE SUINAU". Nota en MontevideoPortal.com.uy. (Agosto 7,2015).
[28]- "Padre Mateo Méndez criticó modelo de recuperación de menores infractores". Nota en el portal actualidad.com.uy  (2014).
[29]-"El padre Mateo Méndez renunció al Interj; denunció hechos de corrupción". Portal de noticias LaRed21.com.uy (Febrero, 2009)
[30]-"Cuando me fui un gurí dijo: ‘¿Y ahora quién nos defiende?". Padre Mateo Méndez en elpais.com.uy (Agosto 9,2015).
31-INSTITUCIÓN NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS Y DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Versión taquigráfica de la reunión realizada el día 3 de abril de 2014.
[32]- Sitio web de la Institución Nacional de Derechos Humanos.
[33]- Sitio web del INAU.
[34]-"Oficialismo y oposición repudiaron los hechos ocurridos en el centro Ceprili del Sirpa". Artículo publicado en teledoce.com.uy (Agosto 5, 2015).
[35]- "Programa nacional de educación" del Sirpa (Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente).

Autor:
Prof. Diego Ramírez Borges