domingo, 12 de abril de 2015

¿Un sueño idealista o el nuevo paradigma de la sociedad justa? (II)

Comparto con ustedes y dejo a vuestra consideración la segunda parte del artículo que publiqué días pasados. Espero les resulte de interés y promueva el debate sobre temas tan sensibles como los que aquí se tratan. Reitero que estos escritos son únicamente extractos de un trabajo bastante más amplio que llevo adelante y aún se encuentran en etapa "Borrador".

(Parte II)


     Tal como veníamos expresando en la primera parte de este tema, la contraposición reinante entre las filosofías de “Ganar-Ganar” y “Ganar- Perder” son objeto de estudio, debate y experimentación por parte de varias instituciones y centros académicos pioneros en el campo de las Ciencias Sociales y la Economía. Tomando en cuenta esto, parece evidente que nuestra aportación en los aspectos más técnicos de las doctrinas en cuestión sería muy probablemente nimia e intrascendente, ahora consideramos que no ocurre lo mismo con el enfoque dado a la aplicación de las mismas, sobre lo cual se fundamenta el uso y la dirección que tomaran sus derivaciones a futuro.
     En la actualidad todos los trabajos que giran en torno a las posibles implicancias resultantes de aplicar el concepto de “Ganar- Ganar” en la órbita práctica se plantean desde una posición donde para su implementación se debe ser un iniciado o estudiante avanzado sobre determinados aspectos de la ciencia. En nuestra opinión tal postura dificulta nos solamente su puesta en práctica, sino también la cabal comprensión por parte de la mayoría de las sociedades del alcance que podrían llegar a tener las mismas como transformadoras de la visión actual que tenemos (sobre todo en el mundo occidental) de las relaciones con grado de interés material entre individuos. Y menciono en primer lugar éstas por la sencilla razón de que es en el desenvolvimiento de las mismas donde los principios tradicionales de lo que es “ganancia” y “beneficio” se muestran en su vertiente más cruda y dura.
    Desde nuestra perspectiva si lo que se busca es una vez que ya se han demostrado los beneficios de un cambio en el paradigma dominante, los cuales si bien parecen bastante obvios trataremos de demostrar más adelante con ejemplos de la mayor simpleza posible, la necesidad de su conocimiento e interiorización por parte de los individuos parece indispensable a todas luces. En ningún caso se puede pensar en alcanzar este objetivo mientras nos eduque sobre las bases de un relacionamiento entre los sujetos. Vale decir entonces que si tal  modelo se aspira sea un nuevo paradigma social, no debe en ningún caso tener un tratamiento meramente elitista o sectorial. No puede convertirse en una teorización abstracta utilizada para disertar sobre idealismos y eternizarse en discusiones bizantinas donde no haya nunca una resolución clara sobre su aplicación práctica.
     No perdemos de vista en ningún momento la realidad de tratar con una forma de pensar y  actuar bastante novel, al menos en el campo del estudio metódico y científico ya no solamente teórico y filosófico, asentado sobre bases tal vez todavía no compatibles totalmente con las estructuras heredadas del pasado siglo y con reminiscencias que nos remontan a mediados del siglo XIX  e incluso más atrás en el tiempo. Y es justamente el tener conciencia de la amplitud de factores conformantes de los modelos relacionales en una sociedad y lo largo de los procesos de transformación que nos surge la preocupación constante por la necesidad de incorporar a la brevedad los nuevos conceptos a la enseñanza general y sobre todo en aquellas materias donde se busca formar espíritu cívico y de convivencia social. Contrario a lo percibido hasta el momento donde todo parece indicar la intención de hacer de éstas teorías una materia competente en exclusividad para la formación profesional en economía y comercio con pocos ámbitos más de aplicación.
     Estamos convencidos de lo subdesarrollada en su potencialidad que resultaría una utilización tan acotada  de conceptos que sin duda  trascienden ampliamente al campo específico del intercambio material o el marco ético de algunas profesiones.  Es necesaria la universalización de tales postulados partiendo desde la educación y en sus primeras etapas, permitiendo así una transformación en todo el espectro de las relaciones humanas, permitiendo una aceptación e interiorización profunda desde las bases mismas de las organizaciones piramidales que nos rigen actualmente y seguramente continuaran rigiéndonos durante bastantes décadas más. Como verán, no nos referiremos por lo tanto, al menos en principio, a la estructura en sí sino a las metodologías e ideologías en base a las cuales se desarrollan los vínculos al interior de la organización social, en el entendido que todo el material  humano presente en los estratos superiores y la élite dirigente de cualquier organización social no es en definitiva otra cosa que un reflejo de su base multiforme y por ello el más claro exponente de los preceptos imperantes en la masa donde se originan. Nos referimos claramente aquí a sociedades donde la mayoría de sus miembros pueden tomar parte de forma directa o indirecta en las transformaciones operadas al interior de las mismas.

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Autor:
D.R.B

miércoles, 8 de abril de 2015

¿Un sueño idealista o el nuevo paradigma de la sociedad justa?


    El presente artículo que comparto con ustedes, estimados amigos, es el borrador de lo que seguramente se convertirá en el prólogo de un nuevo libro sobre el cual estoy trabajando desde hace un tiempo. En ningún caso se trata de un texto acabado y definitivo, ni en su parte conceptual o textual
     Entonces tal vez se pregunten ¿para qué compartirlo? Pues bien, la razón es como siempre lo digo, no el hecho de expresar opiniones, perspectivas u ópticas sobre la realidad en forma de verdad axiomática o ley universal y pragmática inalterable. Sino por el contrario, se trata de someter cada palabra a la consideración de quién la lea, con el objetivo de promover la discusión y la crítica sobre aquellos aspectos más subjetivos, que paradójicamente condicionan latente y sensiblemente nuestra realidad objetiva.
    A este respecto, agradezco desde ya todos y cada uno de los comentarios que sobre lo aquí expuesto se hagan. Ahí está la verdadera intencionalidad del artículo, promover el diálogo, el intercambio y la retrospectiva e introspectiva sobre la sociedad en la cual nos toca convivir y algunos de sus aspectos menos evidentes.

(Parte I)

  Al formarnos o prepararnos para vivir en un mundo que debe ser medido y pesado, o al menos para sobrevivir a él, dónde  en la valoración del triunfo o de lo exitoso, se hacen prevalecer los aspectos cuantitativos por sobre los cualitativos que les resultan extraños a los sistemas científico-matemáticos predominantes. Nos formamos y nos forman en la teoría del “Ganar- Perder” y no en la de “Ganar- Ganar”, puesto que ésta última presenta una redundancia absurda para las viejas bases paradigmáticas según las cuales se entiende el mundo. Es decir, nos presentan un mundo nuevo pero a través de un cristal que solo permite la observación de una limitada gama de colores ya conocidos. Un paradigma  materialista en un sentido muy acotado del término parece regir toda la estructura valorativa que se toma como válida y real por parte de las ciencias duras, a quienes, por otra parte, se les encarga la tarea de poder representar el universo humano. En otras palabras, se le pide a disciplinas teóricamente objetivas la representación y explicación sobre la conducta de cosas totalmente subjetivas.
     Como es lógico al colocarse en una posición tan radical, algunas disciplinas que son la base para el estudio de las sociedades en la actualidad, sustentan su idoneidad para la tarea recurriendo al expeditivo método de “si no lo puedo representar y no está probado, no existe”. Con lo cual sólo toman en cuenta aquello ya creado, lo que se puede contar. Si bien es cierto que en la práctica las cosas no ocurren totalmente de este modo, las bases filosóficas sobre las que se cimentan las mediciones gráficas a las cuales generalmente se recurre son éstas. Partiendo desde este punto de vista se puede concluir entonces que para los sistemas métricos actuales o al menos aquellos más utilizados en la medición de la actividad humana, primero se crea una forma material objetiva y luego se cuantifican y enumeran sus características obteniendo la condición de objeto real y existente.
    Tomando lo antes dicho como una verdad incontrastable, nos encontramos ante la dura revelación de que el alma no existe, peor aún las ideas tampoco y la felicidad por ejemplo sería una superstición o en el mejor de los casos una anomalía o un desajuste de la conducta, por mencionar algunos ejemplos rápidos, pero como ya se habrán dado cuenta la lista se puede ampliar exponencialmente. Ahora bien, por qué traigo a colación estos puntos de vista, cuando nos referimos a teorías como el “Ganar-Ganar” y “Ganar-Perder”. Pues por la sencilla razón de que ambas posturas, que en la actualidad han comenzado a ser bastante analizadas surgiendo respectivos defensores y detractores, se encuentran sustentadas en la génesis de las mismas por posturas filosóficas concordantes o contrapuestas con esta ya bastante desactualizada forma tradicional de ver al mundo, y de expresar o dar sentido al término “realidad”, como podremos ir descubriendo más adelante.
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Autor:

D.R.B